El cerebro humano posee la capacidad de captar "al vuelo" el significado de un conjunto entero de cosas, y eso nos da una enorme ventaja sobre un organismo que tuviera que analizar los objetos uno a uno y luego combinar todos los datos. Es más, la interacción de objetos que tengamos a la vista permite al cerebro humano identificar esos objetos más rápidamente que si no estuvieran interactuando entre ellos.
Unos científicos han localizado ahora la región del cerebro que se ocupa de esa capacidad mental vital para la supervivencia, o sea de nuestra capacidad de comprender un conjunto entero de cosas, incluso uno nunca antes visto, en una fracción de segundo.
Aunque en investigaciones anteriores ya se constató la existencia de este efecto que facilita la identificación de los objetos cuando interactúan entre ellos, la ubicación de la parte del cerebro responsable del efecto seguía siendo un misterio. Por eso, Irving Biederman y Jiye G. Kim, ambos de la Universidad del Sur de California, con la ayuda de Chi-Hung Juan del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad Central Nacional de Taiwán, se propusieron esclarecer esto.
Un estudio anterior realizado por Kim y Biederman sugirió que el origen del efecto que facilita la identificación de los objetos cuando interactúan entre ellos estaba en la corteza occipital lateral, que es una parte del centro de procesamiento visual del cerebro. Sin embargo, existía la posibilidad de que la corteza occipital lateral estuviera recibiendo ayuda de otra región cerebral, específicamente del surco intraparietal.
En los experimentos del nuevo estudio se ha comprobado, sin embargo, que cuando se trata de proporcionar una ventaja competitiva para identificar los objetos que forman parte de una interacción, la corteza occipital lateral parece trabajar sola. O, al menos, sin la ayuda del surco intraparietal.
Fuente: http://noticiasdelaciencia.com
Señor X
Unos científicos han localizado ahora la región del cerebro que se ocupa de esa capacidad mental vital para la supervivencia, o sea de nuestra capacidad de comprender un conjunto entero de cosas, incluso uno nunca antes visto, en una fracción de segundo.
Aunque en investigaciones anteriores ya se constató la existencia de este efecto que facilita la identificación de los objetos cuando interactúan entre ellos, la ubicación de la parte del cerebro responsable del efecto seguía siendo un misterio. Por eso, Irving Biederman y Jiye G. Kim, ambos de la Universidad del Sur de California, con la ayuda de Chi-Hung Juan del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la Universidad Central Nacional de Taiwán, se propusieron esclarecer esto.
Un estudio anterior realizado por Kim y Biederman sugirió que el origen del efecto que facilita la identificación de los objetos cuando interactúan entre ellos estaba en la corteza occipital lateral, que es una parte del centro de procesamiento visual del cerebro. Sin embargo, existía la posibilidad de que la corteza occipital lateral estuviera recibiendo ayuda de otra región cerebral, específicamente del surco intraparietal.
En los experimentos del nuevo estudio se ha comprobado, sin embargo, que cuando se trata de proporcionar una ventaja competitiva para identificar los objetos que forman parte de una interacción, la corteza occipital lateral parece trabajar sola. O, al menos, sin la ayuda del surco intraparietal.
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