CUNA DE LA HUMANIDAD, Sudáfrica.- Matthew Berger, de nueve años, corría tras su perro Tau en una mañana soleada, tropezó con un tronco, trastabilló y dio con un descubrimiento arqueológico mayor. Un equipo de científicos anunció ayer que había encontrado los huesos de una nueva especie de homínido que vivió hace alrededor de dos millones de años durante el misterioso período que abarca el surgimiento de la familia humana.
“¡Papi, encontré un fósil!”, gritó Matthew a su padre, Lee R. Berger, paleoantropólogo norteamericano que había estado buscando huesos de homínido a sólo una sierra y media de distancia durante aproximadamente dos décadas. Los cazadores de fósiles recorren estos pastizales al norte de Johannesburgo desde los años 30.
Matthew tenía en sus manos los antiguos restos de una criatura de 1, 27m de altura que había muerto a su misma edad. Berger, que trabaja en el Instituto de Evolución Humana en la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, y sus colegas encontraron luego muchos más restos de su esqueleto, incluido el cráneo, extraordinariamente bien preservado, y otros tres individuos. Chicos sudafricanos competirán para nombrar al nuevo homínido.
En un trabajo que se publica hoy en Science , Berger y un equipo de científicos dijeron que los fósiles del individuo joven y de una hembra eran una mezcla sorprendente de rasgos primitivos y avanzados y, por lo tanto, podían ser considerados una nueva especie de homínido, los ancestros y otros parientes cercanos de los seres humanos. Se le dio el nombre de Australopithecus sediba .
La especie sediba , que significa ?fuente´ en lengua sotho, caminaban en posición erecta, su cadera y su pelvis tenían forma humana, pero todavía se trepaban en los árboles y tenían brazos similares a los de los simios. Tenían los dientes pequeños y la cara más moderna del Homo , el género que incluye a los seres humanos modernos, pero los pies relativamente primitivos y el cerebro diminuto del Australopithecus , según Berger.
Los geólogos estimaron que estos individuos vivieron entre 1,78 y 1,95 millones de años atrás, un período durante el cual los australopitecinos y otras especies tempranas de Homo fueron contemporáneos.
El equipo de Berger dijo que la nueva especie probablemente desciende del Australopithecus africanus . En una teleconferencia realizada el anteayer, él describió la especie como un posible ancestro del Homo erectus , un predecesor inmediato del Homo sapiens , o una rama cercana que no condujo a los seres humanos modernos.
Científicos no involucrados en la investigación debaten si los huesos pertenecen al género H omo o a los Australopithecus , pero la mayoría coincidió en que el descubrimiento de los esqueletos hallados en Malapa, en la Cuna de la Humanidad, un sitio protegido donde cuevas dolomitas contienen fósiles de antiguos animales y homínidos, es un gran avance en la historia temprana de los homínidos tempranos.
“Son un fascinante mosaico de características -dijo Rick Potts, director, del Programa de Orígenes Humanos del Instituto Smithsoniano-. Nos recuerda de la recombinación de características, la experimentación y el tanteo que se producen a lo largo de la evolución.”
Berger dijo que el camino hacia el descubrimiento comenzó en las vacaciones de Navidad, en 2007, cuando comenzó a utilizar el Google Earth para cartografiar las cuevas del lugar. En una reciente visita a su oficina, él rotó las imágenes de Google Earth del paisaje que tenía en la pantalla de su computadora, y mostró cómo había divisado las sombras y distorsiones de la Tierra, que ofrecían claves sobre la ubicación de las cuevas, frecuentemente cubiertas con olivos.
El 15 de agosto de 2008, cuando Matthew llamó a su padre para que viera los huesos que había encontrado, Berger comenzó a maldecir violentamente mientras se acercaba a su hijo. El chico creyó que su padre estaba enojado. Pero a siete metros de distancia, Berger, que había hecho su doctorado sobre los huesos del hombro de los homínidos, entre ellos la clavícula, estaba sorprendido de ver que su hijo tenía entre las manos una clavícula con la inconfundible forma de un homínido.
“No podía creerlo -recuerda Berger-. Tomé la roca, la di vuelta y sobresaliendo de la parte posterior había una mandíbula con un diente, un canino. Casi me muero”, dijo.
En marzo de 2009, encontró el cráneo prácticamente intacto del chico sediba cuya clavícula había encontrado Matthew. Donald Johanson, que en 1973 descubrió el famoso esqueleto de 3,2 millones de años llamado Lucy, en Etiopía, describió a éste como “un espécimen fabuloso”.
La semana última, en su laboratorio, Berger tomó una caja de metal y extrajo el cráneo de su cama de espuma, lo que reveló una cara llamativamente delicada. “Hermoso, ¿no es cierto?”, dijo.
Los investigadores ahora creen que la separación entre los monos y el linaje de los homínidos ocurrió hace alrededor de siete millones de años en Africa. El registro fósil muestra que los homínidos tempranos ya caminaban erguidos, pero eran relativamente parecidos a los monos. Pequeños australopitecinos, con cuerpos y cerebros no mucho más grandes que los de un chimpancé moderno, estaban muy difundidos hace entre 3,8 millones y tres millones de años, especialmente los Australopithecus afarensis , como Lucy.
Señor X
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