Una gran bola metálica de origen desconocido cayó entre el 15 y el 20 de noviembre en la región namibia de Omusati, al norte del país. El objeto, de 35 centímetros de diámetro y 6 kilos de peso, abrió un cráter de 3,8 metros de diámetro y 33 centímetros de profundidad. Según la prensa local, granjeros de la zona oyeron fuertes explosiones poco antes del hallazgo del artefacto. Por fortuna, el director del Instituto Namibio de Ciencia Forense, Paul Ludik, ha salido rápidamente al paso de posibles especulaciones de personajes de fantasía desbordante y vendedores de misterios, indicando que la bola es hueca y parece ser de una “aleación usada habitualmente en vehículos espaciales” terrestres. El responsable policial ha asegurado que se ha puesto en contacto con varias agencias espaciales, aunque, de momento, ninguna ha reconocido la pieza como parte de uno de sus ingenios.
Desde comienzos de la carrera espacial, han caído del cielo numerosas esferas metálicas que formaban parte originariamente de cohetes y satélites, tal como recoge en su web Aerospace Corporation. Así, en 1962 cayó en Sudáfrica una esfera de 56 centímetros de diámetro y 21,7 kilos procedente de un cohete Atlas; en julio de ese año, se encontró en Porto Allegre (Brasil), otra de 40 centímetros de un satélite de la Fuerza Aérea estadounidense; en diciembre de 1965, se hallaron cerca de Sevilla (España) tres esferas metálicas del cohete lanzador de la sonda soviética Luna 8; en febrero de 2010, dos esferas de titanio de 40 y 60 centímetros, prodecentes de un lanzador Delta II cayeron en Mongolia; y, en marzo pasado, una esfera de 76 centímetros y 36 kilos, de un cohete Zenit 3F, se encontró en Wyoming (Estados Unidos).
La esfera de Namibia tiene todas las pintas de ser un recipiente de presión para gases (COPV), tal como apunta Ian O’Neill en Discovery News y pueden comprobar en la foto de la derecha. Estos objetos están hechos de un material tan resistente que sobreviven casi intactas a reentradas y explosiones catástróficas: las COPV del Columbia, que se deintegró durante la vuelta a la Tierra el 1 de febrero de 2003, se encontraron en agosto al fondo de un lago en Texas. Con el tiempo, se sabrá cuál es el origen terrestre de la bola metálica namibia.
Fuente:http://blogs.elcorreo.com
Sr.X
Desde comienzos de la carrera espacial, han caído del cielo numerosas esferas metálicas que formaban parte originariamente de cohetes y satélites, tal como recoge en su web Aerospace Corporation. Así, en 1962 cayó en Sudáfrica una esfera de 56 centímetros de diámetro y 21,7 kilos procedente de un cohete Atlas; en julio de ese año, se encontró en Porto Allegre (Brasil), otra de 40 centímetros de un satélite de la Fuerza Aérea estadounidense; en diciembre de 1965, se hallaron cerca de Sevilla (España) tres esferas metálicas del cohete lanzador de la sonda soviética Luna 8; en febrero de 2010, dos esferas de titanio de 40 y 60 centímetros, prodecentes de un lanzador Delta II cayeron en Mongolia; y, en marzo pasado, una esfera de 76 centímetros y 36 kilos, de un cohete Zenit 3F, se encontró en Wyoming (Estados Unidos).
La esfera de Namibia tiene todas las pintas de ser un recipiente de presión para gases (COPV), tal como apunta Ian O’Neill en Discovery News y pueden comprobar en la foto de la derecha. Estos objetos están hechos de un material tan resistente que sobreviven casi intactas a reentradas y explosiones catástróficas: las COPV del Columbia, que se deintegró durante la vuelta a la Tierra el 1 de febrero de 2003, se encontraron en agosto al fondo de un lago en Texas. Con el tiempo, se sabrá cuál es el origen terrestre de la bola metálica namibia.
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